Fundación Beethoven apuesta por la tradición checa de las cuerdas

Piezas idiomáticas de Dvorák, Janácek, Britten y Stamitz abordará el martes la Orquesta Filarmónica de Cámara Checa en el Teatro Municipal de Las Condes.

Romina de la Sotta Donoso

La Filarmónica Checa es una de las orquestas con mayor tradición de todo el mundo, con 122 años de trayectoria. Ya en su primer concierto, en 1896, marcó la pauta al estrenar una obra de Antonín Dvorák y con la dirección del propio compositor, quien en ese momento ya era toda una estrella en Europa y en América.

Ahora, esa tradición llega a Chile a través de una agrupación de cámara que está mayoritariamente conformada por músicos de ese famoso conjunto, pues nació en su seno, en 1977. La Orquesta Filarmónica de Cámara Checa (CPCO, por sus siglas en inglés) fue programada por la Fundación Beethoven en la temporada «Fernando Rosas».

«Nuestra formación para esta gira por Sudamérica es de 12 instrumentos de cuerda, y diseñamos nuestros programas en función de eso», dice Vlastimil Kobrle, concertino de la CPCO. Y detalla que ocho de los músicos son también miembros de la famosa Filarmónica Checa; otros tres lo son de la no menos conocida Sinfónica de la Radio Checa, y uno es parte de la Sinfónica de Praga.

La CPCO dará un único concierto este martes, en el Teatro Municipal de Las Condes. Y como sigue suspendida la temporada gratuita para estudiantes, que se financia con la Ley de Donaciones, volverá a haber un descuento del 30% para ellos (Fundacionbeethoven.org).

«Estamos expectantes por la respuesta de las audiencias de América del Sur frente a nuestra interpretación musical. Para la gran mayoría de nosotros será la primera vez que estemos en Chile, Perú y Argentina. Esperamos que el público viva una experiencia no solo positiva, sino también memorable», agrega Kobrle.

Un vínculo con el folclo

Su programa para Santiago tiene dos particularidades: todas las obras que eligieron tienen un corazón folclórico y el programa representa un arco de 150 años de composición para cuerdas, con foco en la escuela checa, pero con un contrapunto en la tradición inglesa. Este último estará dado por «Simple Symphony», de Benjamin Britten (1933), una obra que compuso a los 20 años de edad y a partir de un material que había escrito a los 12. Sin embargo, su filigrana ya resulta tan deliciosa como prístina.

Los otros tres compositores son checos y sus obras fueron escritas entre 1759 y 1894. La primera es la Sinfonía en Sol Mayor de Jan Vaclav Stamitz, padre de la Escuela de Mannheim y, como tal, un relevante innovador de la forma sinfonía, que gracias a él quedó estructurada en cuatro movimientos e incorporó nuevas variables dinámicas, como son los crescendos y diminuendos .

Los otros dos compositores elegidos están entre los mayores genios musicales de la República Checa: Antonín Dvorák y Leos Janácek.

Del primero se interpretarán tres piezas muy breves, pero que dan cuenta de su refinado sentido del humor y de su infinita inventiva: su más famosa «Humoresque» (1894), la N° 7 -cuya melodía la televisión revisita permanentemente- y dos valses (1880), el N° 1 y el N° 4, los cuales exhiben un melodismo puramente eslavo.

De Janácek, otro de los grandes nacionalistas musicales de Bohemia, interpretarán, en el cierre, la «Suite para cuerdas» (1877), pieza llena de motivos folclóricos y expresividad, y de riqueza cromática.

«Nos gusta tocar obras de autores checos fuera de nuestro país, y nos complace mucho que en nuestras giras siempre la respuesta del público ha sido positiva. Tenemos un fuerte compromiso con la difusión de nuestros compositores», cierra Kobrle.