El músico alemán se presentó por tercera vez en nuestro país la semana pasada, y con un programa para orquesta de cuerdas que va desde Rossini hasta Beethoven.
Comenzó a tocar el violonchelo cuando tenía 3 años, y creció rodeado por su padre violinista y una hermana que tocaba la viola. Un primer acercamiento que fue madurando para cerca de los 17 años tomar la decisión de dedicarse profesionalmente a la música clásica.
Desde ese entonces, el alemán Peter Hörr (Arnsberg, 1968) ha desarrollado una vasta carrera como violonchelista que lo ha llevado a presentarse en el Lincoln Center de Nueva York, la Filarmónica de Berlín, entre otros grandes escenarios. En los años 90, se convirtió en director de distintas orquestas, y en 2009 asumió la dirección musical de la Hofkapelle Weimar, misma agrupación con la que se presentó esta semana en Santiago.
Fue su tercera visita a Chile de la mano de la Fundación Beethoven, y la primera junto a la Hofkapelle Weimar, orquesta compuesta por seis violines, dos violas, dos violonchelos y un contrabajo. Una orquesta en la que la participación de Hörr es por partida doble, porque además de ser uno de los violonchelistas, es también su director. Una dualidad de la cual no hace mayores distinciones. “Es una relación fructífera, porque la responsabilidad de tocar como músico de cámara y también como director, es la misma. Es un camino muy natural convertirse en un director cuando uno está tocando un instrumento desde hace muchos años”, comenta.
Rossini, con la Sonata para cuerdas N°4 en Si bemol Mayor; el Concierto para cello y orquesta N°3 en La Mayor, de Bach; Adagietto de la 5ta. sinfonía de Mahler; y Beethoven, con el Cuarteto de cuerdas en Fa menor op 95, “Serioso”, fueron parte del repertorio interpretado por la orquesta. Un programa que funciona particularmente bien en relación a la naturaleza del conjunto y los instrumentos que componen su formación.
“El programa tiene un hilo conductor. En primer lugar, se trata de composiciones para cuerdas. Tenemos a Rossini, que es música más alegre, y después pasamos a Beethoven con su profundidad”, explica Hörr.
Pero el músico no sólo ha destacado por su participación en orquestas y como solista. Desde joven se ha dedicado además a enseñar música a las nuevas generaciones. “El reto más alto es enseñar a los niños, a que los escolares se interesen por la música clásica”, comenta el Hörr.
A los 23 años fue nombrado profesor de la Bern College of Music, y actualmente realiza de manera activa clases magistrales alrededor del mundo. Según el intérprete y director, es en la etapa escolar donde principalmente debe educarse a las nuevas audiencias. En esa línea, su visita a Chile también contempló además un concierto para más de 500 niños de distintas comunas de la capital, que se realizó en el Teatro de Carabineros, en Providencia.
“El consumo de la música clásica requiere de un profundo entendimiento, y por eso las audiencias del futuro necesitan prepararse para escuchar esa música. Además, con ese conocimiento previo, los escolares y el público del futuro deben comprender muy bien el contenido de la música y a lo que se refieren los compositores al componer sus obras”, explica el músico.
En relación a esto último, su programa contiene, explica, compositores que cruzan la línea de lo más amigable al oído de una audiencia poco cercana a la música clásica, hasta composiciones más complejas. “La música de Rossini se puede digerir más fácilmente en comparación con el cuarteto de Beethoven, por ejemplo, que es una música muy seria y con la que mucha gente posiblemente tiene un poco de problema”, comenta.