Solo clásicos tocará el American String Quartet en su regreso a Chile

Cuartetos de cuerdas de Haydn, Mendelssohn y Beethoven serán interpretados por el célebre conjunto el 5 de septiembre, en la temporada de la Fundación Beethoven. Aquí, el violista revela el gran valor musical de estas joyas del Clasicismo.

ROMINA DE LA SOTTA DONOSO
Las tres obras que tocarán fueron compuestas en un rango de 32 años, en la edad dorada del cuarteto de cuerdas como forma. Específicamente, entre 1797 y 1829, en el corazón del Clasicismo.
Es el programa del American String Quartet que eligió la Fundación Beethoven para su retorno a Chile, después de actuaciones que fueron calificadas por la crítica como «memorable» y «soberbia», en 2009 y 2014.
El concierto será el 5 de septiembre, en el Teatro Municipal de Las Condes (Fundacionbeethoven.org). Abrirán con el Cuarteto de cuerdas en Sol Mayor, Op. 76, N° 1 de Haydn. «Fue el primer gran compositor que escribió música para un grupo estable de dos violines, una viola y un chelo. Sin Haydn no existiría Beethoven, y sin Beethoven no existiría Bartók, y sin Bartók no existiría Alban Berg, es así de simple. Hemos tocado al menos 40 de sus cuartetos, así es que conocemos a Haydn como si fuera un amigo; sabemos cuáles acordes elige para la tristeza y qué tempo ocupa si está feliz», comenta Daniel Avshalomov, violista del American String Quartet.
El conjunto tiene 43 años de trayectoria, fama global y una premiada discografía, y se completa con Peter Winograd y Laurie Carney (violines) y Wolfram Koessel (chelo).
«Haydn compuso este cuarteto cuando había pasado un tiempo maravilloso en Londres. La gente lo trató bien, ganó mucho dinero e incluso tuvo un romance. Sin embargo, descubrió que el público de Londres no era tan bien comportado como el de Viena. Eran muy ruidosos. Pero él encontró una forma muy gentil de hacerlos callar: antepuso tres acordes muy fuertes antes de la melodía inicial del chelo. Así atrajo la atención y todos pudieron oír la melodía», cuenta.
Una anécdota apropiada, considerando que en el concierto de 2009 del American String Quartet en Chile hubo tanto ruido, es que la palabra «toses» fue parte del título de la crítica de «El Mercurio».
«Creo que nadie quiere meter ruido en un concierto, que no lo hacen a propósito. Pero sí odiamos que olviden apagar sus celulares», reconoce el violista.
Luego de Haydn será el turno del Cuarteto en Si Bemol Mayor, Op. 12, de Mendelssohn. Lo compuso a los 20 años y ya exhibía el gran genio que llegaría a ser. «Eso es absolutamente cierto; Mendelssohn maduró como músico muy temprano, mucho antes que Mozart incluso», apunta Avshalomov.
«Su profesor de composición le ordenó a Mendelssohn que estudiara la música de Bach, Haendel, Mozart y Haydn, pero no la de Beethoven, porque lo influenciaría demasiado, debido a su corta edad. Naturalmente, él consiguió algunas partituras de Beethoven y empezó de inmediato a escribir cuartetos de cuerdas. Estaba fascinado, y tenía que imitarlo. Su profesor tenía razón», cuenta.
-Aunque el padre del cuarteto de cuerdas sea Haydn, Mendelssohn dio un gran paso en la evolución de la forma, ¿no?
«Por supuesto. Mendelssohn fue el primero que experimentó, y luego Beethoven experimentó incluso más, porque la historia que debía contar no encajaba con las formas existentes, así que tuvo que expandirlas».
La tercera pieza del programa es el Cuarteto en Do Mayor, Op. 59 N° 3, «Razumovsky», de Beethoven. «Fue el primero que aprendimos a tocar y es nuestra mejor cabriola, lo conocemos realmente bien y al público le encanta, porque es profundo y emocionante», dice el violista.
Avshalomov agradece, además, la oportunidad que tendrán de dar un concierto gratuito para jóvenes músicos y estudiantes, el lunes, en el Centro Cultural Carabineros de Chile. «Cuando éramos estudiantes, íbamos a todos los conciertos que podíamos y hacíamos todo tipo de cosas furtivas para poder entrar, como ponerte un traje y jurar que eras uno de los músicos programados, con un estuche de instrumento en el brazo. O si no, esperábamos a que saliera gente en el intermedio y le preguntábamos si pensaban volver, y si decían que no, les pedíamos la entrada. Algunas veces resultaba. No sé si hoy los estudiantes son igual de pillos, pero creemos que deberían tener la oportunidad de escuchar a gente que está viviendo la vida que ellos esperan llegar a vivir», cier
Recuadro :
El repertorio que aborda el American String Quartet es extremadamente amplio, desde Bach hasta compositores contemporáneos vivos. Y eso es porque nunca han querido ser encasillados. «Cuando partimos, nos dimos cuenta de que cuando los cuartetos de cuerdas más antiguos, que tocaban mucha música nueva, ofrecían una obra de Schubert, la gente decía que la habían tocado como si fuera Bartók, y cuando los grupos que tocaban solo Mendelssohn, Schumann y Brahms tocaban Bartók, había quejas de que lo habían romantizado demasiado», explica Avshalomov.

Además de estar produciendo un DVD con la última versión que han hecho de la Integral de Beethoven, en seis meses debieran lanzar un CD con dos obras contemporáneas, más un cuarteto de Dvorák y el Adagio de Barber. «Seguimos creyendo que es importante hacer discos. Ahora, yo preferiría hacer solamente grabaciones en vivo. Toco mejor cuando hay un ser humano adelante, que puede reaccionar a la música», apunta el violista.


El Mercurio, Domingo 27 de Agosto 2017